¿Como va ese agosto cuando ya entramos en la segunda quincena? Muchas felicidades a los que se entregan a un merecido descanso y mucho ánimo a los que vuelven/volvemos a las tareas diarias. El regreso a la oficina siempre tiene esos breves momentos de repaso de lo que se ha hecho hasta ahora para retomar el hilo de las tareas y ponerse al tajo. Echando un vistazo entre post anteriores, salió uno en el que se hablaba sobre le concepto de Smart-Hotel. Después de pasar unos días fuera de la oficina, la colisión de ideas fue casi inmediata: ¿Podemos hablar de restaurantes “smart”? ¿Qué los definiría? Hablamos de aplicaciones y software para encontrar el “smart restaurant”.
Si no apoyamos en el análisis de qué es un hotel smart, llegamos a la conclusión de que un establecimiento de este tipo utiliza herramientas propias y aplicaciones para ofrecer un servicio automatizado y que porte un extra al usuario. Un hotel domotizado es un hotel inteligente: utiliza hardware para ofrecer un servicio como un check in automático, ofrece dispositivos a sus clientes como parte del servicio y se sirve de las aplicaciones para identificar habitaciones u ofrecer información relevante a sus clientes, por ejemplo.
Un restaurante tiene un acomodo sencillo en la segunda parte, El extendido uso de los smartphones abren el campo para el uso de aplicaciones interesantes para cualquier establecimiento: encontramos apps para reservar mesa para localizar restaurantes cercanos que se adapten a nuestros gustos; la app instalada en su smartphone para reservar mesa de una forma muy práctica y sencilla, o consultar la dirección del restaurante si fuese necesario. Las apps del móvil ayudan a crear un vínculo entre el cliente y el establecimiento, y lo convertirán en una referencia que probablemente viaje a través de las redes sociales y ayuda a la fidelización.
Sin embargo, que un restaurante se dé de alta en una app o que incluso desarrolle alguna para hacer pedidos no lo convierte en un smart restaurant.
Un elemento en el que poder marcar la diferencia es la carta. El modelo tradicional, en papel o plástico, tienen un importante margen de mejora. Las cartas digitales son una realidad aunque es posible que no sea suficiente con cambiar de libreta a tablet y poner una aplicación con la oferta y menú del día y a correr. Las innovaciones han de estar pensadas para el público que las va a utilizar; no se debe cambiar porque sea una moda venida de los Estados Unidos o porque lo haga la competencia, aunque este último sea un motivo poderoso.
Una carta digital tiene ventajas objetivas y un crecimiento potencial que puede aportar mejoras al funcionamiento del restaurante siempre que esté pensada para los clientes y que ellos sean los protagonistas.
La carta digital es ecológica, puede superar las barreras lingüísticas al adaptarse a casi cualquier idioma y, si desarrollamos una app propia, puede ayudarnos mucho a la hora de mejorar el servicio haciendo que los clientes de un restaurante—o de cualquier establecimiento turístico en el que se sirvan comidas– valores dejen la información sobre sus gustos pero, ¿de qué manera puede mejorar la experiencia de nuestros clientes? Una carta digital puede dar una idea de cómo es el plato que van a pedir porque los alimentos, ya se sabe, entran por la vista: puede recomendar maridajes u ofrecer pequeños juegos para que los más pequeños estén entretenidos, en caso de ser necesario.
Junto a las cartas digitales, la señalización digital acompaña a la restauración en el camino de la modernización. Se trata de proporcionar contenidos digitales a través de pantallas como monitores LCD, pantallas de plasma, un panel de LED o proyectores. Esta superficie de proyección puede colocarse tanto dentro de la sala como fuera cduenta con la ventaja de que el contenido que carguemos ejercerá un gran impacto sobre los clientes.
Otra de las aplicaciones que hacen más eficiente el trabajo en cadena un restaurante son las llamadas telecomandas. Un dsipositivo electrónico que permite al camarero tomar nota de un pedido y enviarlo ya a cocina; dirán algunos que tampoco es para tanto pero con solo imaginar las aglomeraciones en no pocos establecimientos, cualquier ayuda es bien recibida. Encontramos dispositivos PDA que permiten tomar nota del pedido, enviarlo a cocina, imprimir tickets en el momento, ordenar los productos por familias para que sea más fácil encontrarlos…Una solución práctica, desde luego.
El concepto smart también se desliza hacia lo meramente estético. Muchos de los restaurantes con más éxito no se limitan a servir excelentes platos, sino que lo combinan con estimulación sensorial para acentuar tal o cual matiz de la vianda preparada: desde manipulación lumínica a acompañamientos sonoros o juegos de contraste para el tacto, la teatralidad es una parte más del juego culinario y existen novedades tecnológicas que ayudan en este cometido.
Las barras interactivas convierten un elemento estático y meramente funcional como la barra del bar, en uno dinámico y que suma una nueva tarea: impactar visualmente a nuestros clientes y ofrecer información o proponer un juego sensorial al cliente, que interactúa con el contenido multimedia proyectado sobre la barra. El sistema para hacer interactiva una barra, se compone de un proyector, una cpu, una cámara y un iluminador IR. El proyector se elige en función de las condiciones de luminosidad y de la altura a la que queramos colocarlo. Es recomendable instalar la CPU en un lugar fácilmente accesible para que pueda ser controlada con comodidad.
El software permite personalizar cualquier tipo de animación que se quiera integrar, generando un alto nivel de impacto entre los consumidores. Una nueva forma de comunicar en punto de venta.
La experiencia smart en un restaurante puede ser algo más discreta que en un hotel pero la información que podemos recoger y la mejora en el servicio es muy probable que se produzca.
¿Cómo sería para ustedes un restaurante smart?
Me pareció oportuno. Siempre se habla de los smart hoteles y yo creo que hay mas desarrollo tecnológico en restauración. Gracias por el comentario.
Muy buen post, las tecnologías siempre suman.
Como cualquier producto, primero entra por la vista ¡¡