La llegada de diciembre-enero es muy especial para nosotros. El nuevo número de la revista gastronómica BenBo salió de la imprenta camino de los benditos suscriptores por sexta vez. O sea, que hacemos dos años. Para algunos permanecer veinticuatro meses activos será más bien poco, pero para un producto como BenBo, es una heroicidad.
Y vamos a por muchos más números.
Los socios fundadores del proyecto Ana García de Trevisani, el reputado periodista y gastrónomo Miguel Vila y quien aquí escribe, iniciamos este camino con una etiqueta sobre la cabeza: locos. Cualquiera que quisiese escuchar de qué iba el proyecto BenBo nos aconsejaba, con toda la buena intención del mundo, que quizás había otras formas mejores de tirar el dinero. Cuando veían que insistíamos en la necesidad de una revista dedicada a la gastronomía gallega desde un punto de vista gourmet –con todo lo que implica, a saber, redactores de prestigio, contenidos de valor extraordinario y maquetación, fotos y edición de lujo—sugerían, con discreción, que a lo mejor nos llovía en la azotea, mientras a nuestro alrededor la edición en papel se desmoronaba.
Hicimos de la necesidad virtud y nos dijimos a nosotros mismo que no estábamos locos, sino que éramos salmones. Nadamos a contra corriente porque cuando una minoría sostiene una idea correcta, ya no es minoritaria sino un anticipo de lo que está por venir. Aunque lo más complicado de todo no es lanzarse a actuar, sino planear cómo llevarlo a cabo de una forma diferente, realista y sostenible.
Solo puede crecer, así que optamos por definirnos como salmones: nadamos a contracorriente para prosperar.
Ahora nos damos cuenta de que ni estábamos tan desencaminados ni somos tan salmones. Los auténticos reyes del río son ustedes, lectores y suscriptores: aquellos que apostaron por dar una visibilidad diferente a todo el trabajo culinario que se hace desde Galicia. Los que valoran el esfuerzo, la presentación y los contenidos útiles y de calidad.
Gracias por permitirnos llegar hasta aquí, queremos seguir abriendo las ventanas del mundo a la gastronomía atlántica feita in Galicia.
Seguimos con los agradecimientos, así que no podemos olvidarnos de las empresas que apostaron por nosotros y nos acompañaron desde el principio de BenBo hasta la fecha: nuestros compañeros de Aceites Abril, Bodegas Godeval, Denominación de Orixe Ribeiro, Pousadas de Compostela y las últimas incorporaciones, Altos de Torona y Petroni.
Tampoco podemos olvidarnos de las instituciones que prestaron su ayuda para que el proyecto saliese adelante, como la Sociedade Galega de Cooperativas, el sello Galicia Calidade y la Consellería de Medio Rural e Mariño.
Por supuesto, mil gracias a todos aquellos cómplices en la elaboración de un artefacto exquisito como es cada ejemplar de BenBo: la maquetación de Con C de Comunicación y el trabajo de impresión de Tórculo son los responsables de ese aspecto lustroso y perenne de la revista. A ellos gracias, de nuevo.
At last but not least nuestra eterna gratitud a todo el equipo de redactores, fotógrafos, comerciales, administrativos y colaboradores que dejan su trabajo y sentimiento en cada hoja de la revista. Todos los que pusieron su empeño, su trabajo, talento y tiempo en este proyecto saben que no nos olvidamos de ellos. Gracias, no nos olvidaremos de compensarlo con creces.
De forma particular, quiero confesar que tengo un cariño especial a todos y cada uno de los amigos que hicieron posible esto. Casi dan ganas de salir a la calle para buscarlos y darles una suscripción a BenBo por la fe ciega que tuvieron, por las ganas de ayudar que demostraron. Dejaron a un lado rendimientos económicos inmediatos y tampoco repararon mucho en las sutilezas del proyecto. Fue un auténtico salto de fe.
A todos gracias por no fallarme nunca.
Tampoco dejamos en el olvido a los que estuvieron pero ya no figuran. O a los que no quisieron participar. BenBo también es suyo y siempre lo será.
Ojalá nuestros caminos se vuelvan a encontrar de nuevo en BenBo. Saben que esta siempre será su casa y habrá un lugar para ellos en la mesa porque nunca perdieron un sitio en nuestro corazón. Las circunstancias o las situaciones por las que ya no pudieron continuar a nuestro lado pertenecen al pasado y BenBo siempre agradecerá el tiempo y la dedicación que ofrecieron, aunque solo fuese para escuchar de qué iba todo ese tinglado.
Y a mi querido Miguel Vila, currante, capitán exigente y riguroso de esta nave llamada BenBo, solo podemos decirle que la próxima vez que se te ocura que «hay que hacer algo» mejor no nos lo cuentes, no vaya a ser que te hagamos caso otra vez y la volvamos a liar.
Gracias capitán por tu confianza incondicional.
Y a ustedes, queridos lectores de esta bitácora, les invito a conocer algo más de este complot llamado BenBo. Queremos los mejores sabores y las fragancias más sutiles. Adoramos el atrevimiento en las texturas y la osadía en las presentaciones. Reivindicamos nuestro tiempo porque comer no solo es masticar y tragar, sino conocer y recordar.
No olviden que detrás de todo esto siempre hay personas. Perdón, salmones.