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Mr. Turismo, marketing turístico

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El morbo, el turismo de la estupidez

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Hay veces que esta profesión tiene su lado oscuro. El morbo, el turismo de la estupidez y de las miserias humanas , también tiene su hueco en esto del Turismo. Hace unos días, un íntimo amigo que vive en Marruecos, me mandó por facebook un link y tuve que pestañear un par de veces para creérmelo. Creo que nos enfrentamos a un claro exponente de la estupidez humana:»Vive la experiencia de ser pobre, «siendo rico y que no te falte de nada. Hasta hicieron un video promocional como ven.

Un hotel de Sudáfrica, Emoya Hotel, monta un simulacro de barrio bajo chabolista africano y vende la estancia en él para que sus huéspedes tengan la experiencia de ser pobres, haciendo casas de contrachapado con todas sus miserias, pero eso sí, con wifi, calefacción y a 85 dólares. Seguro que pagaron a algún consultor para que les desarrollará este producto. No me importaría tener una conversación con él. Que crack!!!!

Esto del morbo no es nada nuevo en Turismo. Aún recuerdo a algún amigo que me comentaba de aquel famoso hotel de la playa de Copacabana en Río de Janeiro, con maravillosas habitaciones con vistas al mar que no eran precisamente las más cotizadas. Resulta que las más cotizadas eran las que daban la espalda al mar pero enfocaban de cara al espectáculo de la miseria de la mayor favela de Brasil. Creo que se ponían ciegos en recepción alquilando prismáticos. Otro ejemplo del morbo como reclamo. Todo un turismo experiencial vamos.

El morbo y el turismo de la estupidez
Vistas de una favela desde un hotel

Como vemos, todos tienen sus matices, y no se presentan de la misma manera, pero causan la misma estupefacción. Hoy a algunos se les infla la boca con el tema del Turismo Responsable, que creo que debe de ir más allá de lo sostenible o lo ecológico, si no también a la ética. A lo mejor habría que crear el premio al mal gusto o, mejor dicho, el premio al Turismo de la Estupidez, en el más estricto significado de la palabra, para tomar conciencia de nuestras vergüenzas.

Tenemos dudas de quién tiene más culpa, si el que lo promueve o el que lo consume. . El negocio de la felicidad, a veces, lo es de la idiotez.

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